sábado, 17 de diciembre de 2016

Fotos de: Guadalajara - Sigüenza - Pueblo con encanto


                                             


Sigüenza

Una antemuralla da acceso a la puerta principal, del siglo XIV, flanqueada por dos cubos con sus matacanes, y almenas en la parte superior. El gran patio interior recuerda las alcalabas árabes, e igual que en ellas, albergaba la población de Sigüenza en caso de ataque. En el centro permanece el pozo que abastecía de agua a la fortaleza. Las partes visitables del interior recrean a la perfección los salones y estancias en piedra tallada en que vivieron los obispos y su corte: mobiliario de época, armaduras, labradas chimeneas...

El obispo guerrero Don Bernardo de Agén, que conquista en 1123 Sigüenza, fue el primero que acometió la reforma del castillo viejo, posiblemente una fortaleza árabe anterior, mucho más modesta.
La primavera de 1297 fue tomado, brevemente, por los partidarios de Alfonso de la Cerda, aspirante al trono de Castilla, aunque los vecinos de la ciudad lo reconquistaron prendiendo fuego a las puertas mediante una cuba llena de tocino.

Pedro I de Castilla encerró en él a su esposa Doña Blanca en 1355, para evitar que sirviera de apoyo a los nobles que querían deponerle del trono.
En el s. XV sirvió de refugio contra las razzias efectuadas por los navarros, durante la guerra de los Infantes de Aragón. El obispo Don Fernando Luján mandó entonces que todos los habitantes de Sigüenza acudieran armados a las murallas ante el toque de campana, so pena de la confiscación de sus bienes.

En 1465 Diego López de Madrid se nombró obispo a la muerte del anterior, acuartelándose en el castillo. Pese a que el papa no le reconoció en el cargo, allí resistió tres años, al cabo de los cuales fue tomada la fortaleza no por las armas, sino por la traición de un criado del autonombrado obispo. Le sustituyó Don Pedro González de Mendoza, que llegaría a ser cardenal. 

Mendoza fue el responsable del antemuro o barbacana que hoy podemos contemplar protegiendo la puerta principal, y de transformar la fortaleza en un palacio, similar por sus dependencias a las que hoy observamos en el Parador.
                                                                             Blibiografia:turismocastilla la mancha.es

Fotos de: Guadalajara - Palazuelos - Pueblo con encanto (amurallado)

                                             

Palazuelos


Este Conjunto Histórico Artístico a la que llaman la Ávila alcarreña destaca precisamente por su completo círculo de murallas, que encierran totalmente la villa y en su extremo la fortaleza. 

Pero además entre abundantes casonas de piedra arenisca roja, con múltiples esgrafiados adornando sus paredes nos encontramos otros hitos como la iglesia parroquial de San Juan, con portada románica muy sencilla, o la plaza con una histórica picota reconstruida. Un ambiente de ruralismo digno y curtido se respira al andar por sus calles. En las cercanías está Pozancos, con su iglesia románica, y Ures, con un interesante taller de diseño. 

Castillo de Palazuelos

 

Palazuelos es uno de los pocos pueblos que conserva, casi íntegra, toda su muralla, haciendo que el acceso al mismo sea a través de sus puertas. Este hecho, junto con su castillo, nos transportarán a una verdadera ciudad amurallada del medievo.

Historia y descripción
Torres cilíndricas en los ángulos de su muralla, y una gran torre del homenaje adosada al muro oeste. El castillo es el punto más fuerte del amurallamiento, que parte de él rodeando toda la población.

Fue mandado construir por Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y está atribuido al arquitecto Juan Guas. Las armas de los Mendoza están sobre las puertas de entrada a Palazuelos. Entre sus sucesivos herederos, destaca la princesa de Éboli. Tuvo un uso corto como fábrica de harinas en el s. XX, y actualmente se encuentra en proceso de restauración.
Acceso al castillo
Propieda privada, acceso libre sólo al exterior.
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Fotos de: Guadalajara - Brihuega - Pueblo con encanto

                                                  

Brihuega


Brihuega se enclava en el valle de rio Tajuña, arropada por la barranquera que lleva al río, la peñas del cauce balconean el terreno en desniveles y la sitúan en el verdor de la vega, con huertas y jardines que le han valido el nombre de Jardín de la Alcarria.

Su muralla del siglo XII, con posteriores remodelaciones, abrazaba el antiguo núcleo desplegando más tarde un brazo que atravesaba el barranco para llegar a San Miguel y más allá hasta la vega del Tajuña. Sus puertas, la del Juego de Pelota, La de la Cadena o el Arco de Cozagón, se abren a sus secretos y a la historia de la villa.

Sus monumentos religiosos nos adentran en los detalles del románico tardío y las distinciones del gótico a través de su periplo: Santa María de la Peña, San Miguel o San Felipe lo ilustran. Los restos de San Simón son una joya del mudéjar que yacían ocultos tras edificios y casas.

Entre los edificios civiles destacan del siglo XVIII el ayuntamiento y la cárcel, casonas renacentistas como las de los Gómez y otras en los barrios nuevos y San Juan. Pero sin duda el monumento civil por antonomasia es la Real Fabrica de Paños, eje de la actividad industrial de Brihuega, de un bellísimo concepto arquitectónico y para más simbolismo sus jardines de 1810 hacen honor al sobrenombre de esta villa.

Una reja en la plaza nos conduce a las Cuevas Árabes, un laberinto de secretos caminos por distintas épocas, culturas y actividades en donde Brihuega susurra desde sus entrañas.
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Fotos de: Guadalajara - Hombrados - Pueblo con encanto

                                                  

Hombrados


Sorprende a cualquiera la sensación de fortaleza que ofrece la construcción de sus edificaciones, todas ellas levantadas con fuerte sillar rojizo de 1a cerca sierra. Destaca la plaza mayor,con varias casas populares, y una casa-palacio de los Chantos 0llauri, de aspecto tipicamente molinés, con un escudo de armas de dicha familia sobre el portón de entrada. Distribuidas por el pueblo se ven otras varias casas («del curato», de la Inquisición, etc.) de arquitectura rural pero muy característica del territorio, así como escudos y dinteles tallados.

Dedicada a la Asunción, la iglesia parroquial es elemento muy sencillo, sin detalles artísticos de relieve; en la portada que se abre a los pies del templo, y que se forma con arco de medio punto adornado de ábacos y clave, figura tallada la fecha de «1744». En su interior, de una sola nave con cuatro tramos, cubierta por bóveda con lunetos, se muestran algunos retablos barrocos del siglo XVIII .
A la salida del pueblo aparece la ermita de la Soledad, una obra muy bella del último barroco.


Castillo de Zafra


Parcialmente restaurado, encontraremos parte de los muros que conformaron su muralla almenada y reforzada con torres en sus esquinas. En el patio de armas se conserva el aljibe y la torre del homenaje presenta una puerta gótica de arco apuntado. Su interior disponde una escalera de caracol que permite acceder a la terraza superior.
En el siglo XVI se mantiene como un castillo de los más fuertes del reino, que contaba y asombraba a todos por lo difícil de su acceso, lo ingenioso de su entrada y la capacidad de albergar en un determinado lugar -hoy desconocido para nosotros (quizás en el interior de la roca)- a más de 500 hombres.

Aparece citado en el primer Fuero de Molina, dado por Don Manrique de Lara, por lo que se le supone un origen de fortaleza árabe. Durante los tiempos del rey Fernando III el Santo, el tercer señor de Molina, Gonzalo Pérez de Lara, rebelado contra el monarca, se refugió en él. Dada la inexpugnabilidad del castillo, hubieron de pactar la “Concordia de Zafra”, por la cual la actual Molina de Aragón pasaría a formar parte de la corona de Castilla a la muerte de Don Gonzalo, perdiendo su condición de independiente
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Fotos de: Guadalajara - Molina de Aragón - Pueblo con encanto

                                                   

Molina de Aragón


Molina de Aragón, situada al nordeste de la provincia, es una ciudad con una gran riqueza monumental. Su camino por la Edad Media domina la vista general que derrama sobre la colina la muralla que rodea el burgo y se funde con el castillo. Al fondo, la Torre de Aragón vigila desde el cerro y hostiga la fortaleza recogida por la barbacana que se distingue desde lejos.
El paseo por sus calles nos imbuye de cruce de culturas y tiempos. Tan pronto nos introduce en el barrio judío de gran belleza medieval, como nos lleva a la morería al otro lado del río.Sobre el río cubre el paso el Puente Románico, símbolo de la villa, realizado en arenisca roja y formado por tres arcos; junto a las pilas, los tajamares que se distinguen a uno y otro lado.

Sus templos cristianos de distintos momentos del arte nos llevan desde la serena belleza del románico de Santa Clara, en la plaza que lleva su nombre, a Santa María la Mayor de San Gil, totalmente reconstruida después de un incendio ya en el siglo XX; pasando por el renacimiento reflejado en San Pedro, con su preciosa espadaña mudéjar o el neoclásico del Convento de San Francisco.
Como testigo de su esplendor los palacios más significativos claman en sus blasones e inscripciones los nombres de sus insignes habitantes: Casa del Obispado Díaz de la Guerra, Palacio de los Arias, Palacio de los Montesoro… y entre todos ellos destaca el Palacio de los Molina, La Subalterna, que presenta un gran arco de medio punto abovedado en la portada con los escudos de los Molina, de Castilla y de León.
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